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Abstract
Un aprendizaje organizacional requiere, para existir, que primero exista un aprendizaje individual, a este factor de aprendizaje organizacional se le considera el disparador de las Organizaciones que Aprenden (OA), y se le identifica como una de las cinco disciplinas descritas por SENGE, 1997 necesarias para que exista una OA. Para que se pueda generar una memoria organizacional que de origen a una organización que aprende, las personas en su individualidad deben ser el motor de la transición hacia la cultura de aprendizaje, dado que la cultura de la organización es resultado de la interacción de sus miembros y de sus subsistemas, podemos decir que en las personas se centra el primer eslabón de lo que será la cadena de aprendizaje. Si se puede identificar que indicadores impactan a la cultura organizacional y sobre qué variables influyen, se pueden identificar cuáles indicadores se deben utilizar para sembrar la primera semilla en la transición hacia una cultura de aprendizaje. Los administradores deben asegurarse que las ideas con impacto sean generadas de manera que se logre una capacidad de aprendizaje y se refleje ante sus subordinados a lo largo de toda la organización, esto a su vez se verá reflejado en la productividad que genere el aprendizaje aplicando este tipo de ideas. (ULRICH, 1993) Por esta razón, la eventual identificación de los indicadores críticos que tacilitan la transición hacia una cultura de aprendizaje y del enfoque con que deben aplicarse, permitirá a los administradores realizar de mejor manera la toma de decisipnes sobre las programas institucionales y moldear programas de recursos humanos, para lograr una OA.